Si nos enfocamos sólo en Navidad, podemos perder de vista a Jesús. Cuando el ángel Gabriel habla con María sobre el hijo que va a tener, le dice que vaya a donde su parienta Elizabet porque ella está también con un milagro en su vientre. Al llegar, tanto Elizabet como el pequeño Juan que está en su vientre tienen palabra profética para María. Esto nos hace también pensar en la gestación del mismo Jesús. El Profeta más grande era el profeta más pequeño. El Dios más grande era más pequeño que el profeta más pequeño.

Tan pronto como Elisabet oyó el saludo de María, la _criatura saltó en su vientre. _ Entonces Elisabet, llena del Espíritu Santo, exclamó: —¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz!

Lucas 1:41-42