Continuando con la serie Hijo de Gracias donde exploramos la gracia de Dios demostrada a través de las mujeres mencionadas en la genealogía de Jesús, vemos la historia de Rahab.  Rahab, prostituta y posiblemente adoradora de Baal y Astarté, llegó a tener fe en el Dios de Israel y demostró su fe protegiendo a los espías y ayudándolos a huir por otro camino.  La verdadera fe se demuestra con obras visibles, fruto real en nuestras vidas.

Como pueden ver, a una persona se le declara justa por las obras, y no sólo por la fe. De igual manera, ¿no fue declarada justa por las obras aun la prostituta Rajab, cuando hospedó a los espías y les ayudó a huir por otro camino? 

(Santiago 2:24-25)