La Palabra dice que los que creemos en Jesús somos «salvos» y que Jesús es nuestro «Salvador». En esta serie, intentaremos responder a preguntas como las siguientes:
- ¿qué es salvación?
- ¿en qué consiste la salvación?
- ¿cómo se da la salvación?
- ¿cómo se demuestra que alguien es salvo (o que no lo es)?
“Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios”(Efe 2:8 NVI).
La palabra “salvación” y sus derivados casi siempre se acompaña por un calificativo: “Se salvó de ahogarse.” “El profe no hizo exámen. ¡Qué salvada!” “El ir retrasado lo salvó de una trajedia.” En la Biblia se habla de un Salvador que vino a salvarnos. ¿De qué exactamente nos vino a salvar? Eso intentaremos examinar en la Palabra.
Primordialmente, ¿de *qué* vino a salvarnos Jesús? Hay varias respuestas a esa pregunta y todas están relacionadas. Para mi, las respuestas más comunes son las siguientes, y las examinaremos a la luz de la Palabra.
- Del Pecado
- Del Infierno
- De Nuestros Malos Hábitos
- De la Ira de Dios
- Del Juicio
Jesús: Nuestra Salvación
La Biblia deja claro que Jesús vino a resolver el problema del pecado. Cuando el ángel vino a José para decirle que MarÃa estaba embarazada por el EspÃritu Santo y que no temiera casarse con ella, el ángel le dijo:
Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús,* porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mat 1:21 NVI)
El nombre “Jesús” en griego es Iesoús que significa “Jehová es nuestra salvación.” El mismo nombre de Jesús indica que él es Salvador, y este versÃculo lo califica muy claramente: Jesús salvará a su pueblo de sus pecados.
Pecados Perdonados, Salvación Recibida
Otro pasaje donde se ve muy claramente la relación de salvación del pecado es cuando Jesús estaba en la casa de Simón el fariseo y vino una mujer y le ungió los pies con perfume, lágrimas y besos. Al ver el arrepentimiento de la mujer, Jesús le dijo:
Entonces le dijo Jesús a ella: —Tus pecados quedan perdonados. Los otros invitados comenzaron a decir entre sÃ: “¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?” —Tu fe te ha salvado –le dijo Jesús a la mujer–; vete en paz. (Luc 7:48-50 NVI)
Cuando Jesús ve el arrepentimiento y la fe de la mujer, perdona los pecados y la mujer es salva. ¿Salva de qué? Del pecado.
Cordero que quita el Pecado del Mundo
El tercer pasaje claro fue cuando Juan el Bautista primero ve a Jesús acercándose:
Al dÃa siguiente Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: “¡Aquà tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! (Jua 1:29 NVI)
Jesús vino a quitar el pecado del mundo. Asà como en el antiguo pacto ofrecÃan sangre de corderos para remisión de pecados, el Cordero de Dios fue ofrecido de una vez por todas:
Y asà como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio, también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos (Heb 9:27-28a NVI)
Aquà deja muy claro la razón del sacrificio de Cristo: para quitar los pecados de muchos. (Notemos que dice “muchos“, no todos. Cristo quita los pecados de los que tienen fe en Él, no de todos, aunque la oferta sà es para todos).
SantÃsimamente Santo, no Santa Claus
¿Porqué el pecado es tan abominable para Dios? ¿Cuáles son algunos atributos de Dios? Dios es bueno, eterno, misericordioso, justo, invisible, inmortal y muchas cosas más. En la literatura y poesÃa Hebrea la repetición es muy importante, un énfasis casi superlativo; y hay un único atributo que se repite tres veces: “Santo.”
“*Santo, santo, santo es el Señor *Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.” (Isa 6:3 NVI)
Dios es bueno. Dios es misericordioso. Dios es inmortal. SÃ, pero Dios también es Santo, Santo, Santo y podrÃamos decirlo asÃ: Dios es Santo, SantÃsimamente Santo.
El mundo de hoy tiene muy claro que Dios es amor, pero parece que se les olvida todos los otros atributos de Dios. Se escuchan cosas como “Dios es amor, Él no mandarÃa a nadie al Infierno.” Parece más como la descipción de Santa Claus, que supuestamente trae regalos sólo a los niños “buenos”, pero termina trayéndole a todos. Pues están equivocados, porque Jesús mismo dijo que el Infierno es “fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mat 25.41) y asà acabar con el pecado.
Jesús no Condonó — Jesús Pagó
Dios es santÃsimamente santo y también es justo. Eso significa que no podÃa simplemente “perdonar” el pecado de la manera ligera de entender el perdón como quien dice a su amigo: “no, no me pagues la comida. Dejémoslo asÃ.” Dios no dijo, “no, no me pagues el pecado. Dejémoslo asÃ.”
Dios aborrece tanto al pecado que mandó a Jesús a pagar el precio de nuestro pecado.
Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra *paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. (Isa 53:5 NVI)
Dios aborrece tanto al pecado que Él mismo quebrantó a Jesús
Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir, y como él ofreció[2] su *vida en *expiación, verá su descendencia y prolongará sus dÃas, y llevará a cabo la voluntad del Señor. (Isa 53:10 NVI)
El Cordero de Dios derramó su sangre para quitar el pecado:
Ni entró en el cielo para ofrecerse vez tras vez, como entra el sumo sacerdote en el Lugar SantÃsimo cada año con sangre ajena. Si asà fuera, Cristo habrÃa tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Al contrario, ahora, al final de los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre a fin de acabar con el pecado mediante el sacrificio de sà mismo. (Heb 9:25-26 NVI)
El Juicio, la Ira de Dios y el Infierno.
Otros dicen que Jesús vino a salvarnos del jucio, de la ira de Dios y del Infierno. La ira de Dios es en contra del pecado y contra los que lo practican. Por eso viene el Juicio y los que no son hallados santos, serán enviados al Infierno.
Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios! (Rom 5:9 NVI)
pues Dios no nos destinó a sufrir el castigo sino a recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. (1Te 5:9 NVI)
Los Malos Hábitos
Hay algunas iglesias emergentes que hablan que Jesús vino a salvarnos de malos hábitos o de errores. ¡Jesús no murió para salvarnos de nuestros malos hábitos! Jesús murió para salvarnos del pecado.
Hermanos y hermanas. ¡Huyan de “iglesias” que no hablan del pecado como es! El pecado es la razón por la cual Jesús murió. Jesús, hablándole a sus discÃpulos dijo que “estrecha es la puerta, y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran.” (Mat 7:14 NVI) No está hablando aquà del Mundo que se va a perder, sino los que profesan ser parte de la iglesia y que se van a perder porque no se han arrepentido realmente de sus pecados y no han buscado con fe a Jesús.
La próxima hablaremos más sobre los dos problemas del pecado.